EL
TABLERO. DIOSES Y RAZAS III
Si El Gran O creó un
dios despreciable por encima de los demás ese es Muerte. Por el contrario su
dual, Vida, es el más querido y deseado. Eso no siempre fue así.
Muerte y Vida eran dos dioses más, participando en los designios de El Gran O como así lo solicitaba de ellos. Muerte era especialmente cariñoso con todos los dioses. Siempre cordial, en una ocasión llegó a pasar nueve siglos de exilio en El Tablero, uno por cada dios. Lo hizo para no tener que matar jamás a ninguno de sus hermanos.
Muerte y Vida eran dos dioses más, participando en los designios de El Gran O como así lo solicitaba de ellos. Muerte era especialmente cariñoso con todos los dioses. Siempre cordial, en una ocasión llegó a pasar nueve siglos de exilio en El Tablero, uno por cada dios. Lo hizo para no tener que matar jamás a ninguno de sus hermanos.
Pero entonces todo cambió. Las Razas fueron creadas. Y entre ellas, con especial cariño la de los Hombres. Y la misión que
el Omnipresente tenía reservada para Muerte era muy diferente a la que hubiese deseado.
Primero fueron unos pocos, luego cientos, más tarde miles. Los muertos se
acumulaban en la conciencia de Muerte. Vida intentó ayudarle aunque nada podía
interponerse en los deseos de El Gran O.
Tras un tiempo viendo a hombres matando a hombres, Muerte cambió. Comprendió que era imposible salvar a quién
no quiere ser salvado. El hombre debía morir. Pero lo haría de la forma más
cruel que Él pudiera procurarles y así devolverle a El Gran O el horror que a
Él mismo le había decretado por nacimiento. Muerte y Podredumbre abandonó el
Altar Perpetuo y creó un nuevo mundo por debajo de El Tablero. Lo llamó El
Inframundo. También creó a tres generales para proteger las entradas a su reino,
Pholos, Deimos y Crotos. En El Inframundo colecciona las almas y cuerpos
putrefactos de los hombres que dejan de vivir y no han hecho méritos para ganarse
el Valalla, el descanso eterno. Desde entonces crea un ejército con esos
hombres. Muerte prepara su venganza. Venganza
que emana del odio a Vida, a los hombres y a El Gran O. Porque el mayor
odio procede del amor, y Muerte los amó a todos.
Te animo a que sigas adelante, porque pinta bien
ResponderEliminarGracias por comentar y por los ánimos. Son ese tipo de cosas las que animan a seguir escribiendo.
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