viernes, 21 de febrero de 2014

EL TABLERO. COMIENZA LA GUERRA II

COMIENZA LA GUERRA ii
Numeriano el Clérigo, en sus Crónicas llamadas por los hombres La Guerra Austral, cuenta lo siguiente:
“Y Nicanor murió. Y las dudas anidaron en el corazón de los hombres. Aeltorio fue coronado en Eimeria, y hubo gran regocijo, pero no consuelo. Las tensiones fueron en aumento y el General Brinjluk proclamó la independencia de los Varegos en Austral. Entonces Aeltorio, para crear ejemplo y evitar que se extendiera el sentimiento separatista, formó un gran ejército y lo envió hacia el Norte. No pudo subir en persona, debido a que quería evitar la inestabilidad del resto del reino, pero envió al mando al Comandante Catazaba. Catazaba estaba al mando de un ejército de 3.500 soldados. El ejército Varego del que Brinjluk era general, apenas contaba con 2.000 hombres, y Aeltorio esperaba una batalla rápida.

En los Páramos de Gredafunesta se encontraron ambos ejércitos. Hubo parlamento entre sus dirigentes, pero no hubo consenso. El ejército de Catazaba amaneció  con 500 hombres menos, pues el destacamento Terlego desertó por la noche. En contra, los Varegos no eran sólo los soldados que Nicanor adjudicó a Brinjluk. Cientos de hombres desde la frontera del Mar Sin Fin hasta Ciudad Sin Sol fueron reclutados. Panaderos, sepultureros, herreros… más de 2.000 hombres para dejar el ejército Varego en unos número aproximados de más de 4.000 hombres. Las tornas cambiaron. Aeltorio no podía enviar refuerzos y el Comandante Catazaba sabía que se encontraba muy lejos de una cara amiga. La proporción era 1:2, pero era lo que había.
Grandes héroes participaron en aquella batalla, la que conocemos hoy como la Batalla de Gredafunesta. Entre los Varegos, dirigidos por el General Brinjluk, destacaban algunos guerreros de muy diversa procedencia. Algunos se decía que no eran humanos. Todos sabían que el Dios Muerte otorgaba su favor a los Varegos pues se decía que estos realizaban grandes sacrificios por su Dios. Esto irritaba a El Gran O, mas no intervino.  El Segador, hombre de 2 metros que portaba una guadaña en la batalla, hijo del Dios Muerte y la humana Valeriana. Vinatori, no Varego, si no Constenzo, pueblo dominado por los primeros. Hábil en el uso de las dagas, el camuflaje y la infiltración. Parca, hombre de un color azulado-oscuro de piel. Muchos decían de él que no era un hombre, sino un enviado directo del Dios Muerte. Llevaba una espada en la mano derecha y una pequeña garra de metal en la izquierda. Temidos eran estos guerreros. Los Varegos ocultaban oscuras leyendas y sus adversarios no se encontraban cómodos en Gredafunesta.
Entre los Hijos de los Hombres, consagrados a El Gran O y al Dios Luz, también se encontraban grandes héroes. Solaz, Sargento de la Guardia Real de Eimeria y experto espadachín. Lucio Pilas, el Suicida. Acudía al combate con una espada manchada con la sangre de un murciélago que sacrificaba antes de la batalla en honor al Dios Luz y él y sus hombres se lanzaban contra las tropas rivales como enajenados. Pablo Grimez, alias El Fulgor. Decían de él que era el elegido del Dios Luz tras lo sucedido con Teodoro. Al mando, el Comandante Catazaba, que había esperado su oportunidad para convertirse en General, aunque muchos decían que aún no estaba preparado.

Así, amaneció en Gredafunesta con los dos ejércitos formados frente a frente… ” [Continuará]

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